El obstáculo más común que escucho para que la gente adopte mi estilo de vida de "Vístete para el Rey" es el económico. Suele ser así: "¿Pero qué pasa con quienes no pueden permitirse ropa elegante ni buen maquillaje? ¿Deberían dejar de ir a misa porque no pueden 'vestirse para el Rey'?"
Excelente pregunta. Aquí está mi respuesta:
#1 - Cuando digo que hay que vestirse para el Rey, no me refiero a vestirse de forma llamativa ni ostentosa. No digo que se pongan zapatos de Prada, un bolso de Valentino ni un vestido de Gucci. Lo que digo es que hay que vestirse bien para la misa, según quiénes son y en qué etapa de la vida espiritual se encuentran. Sean intencionales y pídanle a Dios que les ayude a discernir qué ponerse.
#2 - Este argumento es, en realidad, fundamentalmente ridículo, y no hace falta mucho para descubrirlo. Es la excusa de siempre para no dedicar tiempo a la oración mental diaria: "No tengo tiempo". Como afirma el gran libro *Tiempo para Dios* del Padre Jacques Phillipe, "nadie se ha muerto de hambre por no tener tiempo para comer". Siempre tenemos tiempo o dinero para lo que realmente nos importa. Es simplemente cuestión de prioridades. Deja de tomar café, cancela tu suscripción a Spotify, gana un ingreso extra... ¡Haz lo que tengas que hacer para presentarte bien ante el Creador del Mundo!
#3 - Ya lo entiendo: "¿Pero qué pasa con los que son legítimamente pobres? ¿Aquellos que no pueden permitirse comer, ni mucho menos un vestido bonito?". Es una pregunta seria, por eso debo remitirte al punto #1 . Vestir bien es un discernimiento con Dios sobre lo que funciona para ti y tu vida espiritual. Vístete bien para que, con la práctica, puedas mejorar tu percepción de ti mismo, acercándote más a la que Dios te ve, para convertirte en tu verdadero yo: el que Dios quería que fueras. No es algo que pueda aconsejarte desde esta publicación; es un asunto entre tú y Dios.
Esta excusa, como muchas otras, casi siempre es una forma de subvertir el verdadero problema de nuestro mundo: la FALTA DE INTENCIONALIDAD. La mentalidad de "ponérselo", donde la ropa no es más que una prenda funcional para cubrirnos o abrigarnos. Como católicos, estamos llamados a vivir el estilo de vida cristiano en todos los aspectos de nuestra vida.
¿Cómo podemos entonces descuidar una representación diaria tan importante de nosotros mismos ANTE NOSOTROS MISMOS?
¿Qué pasa si la gente no puede permitirse vestirse bien para ir a misa?